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Mujer encantadora viviendo en el punto medio

Publicado: 2009-08-02

Hola, soy Marimar Ortiz y estoy viviendo mi mejor momento. He tenido una vida feliz, no lo niego pero no hay nada como la madurez y el equilibrio. Así es, estoy viviendo en equilibrio, en control, sabia y sensatamente y esto me hace muy muy feliz.

Por ejemplo, me despierto en las mañanas, luego de haber dormido siete u ocho horas (sin necesidad de pepitas) sin culpas, sin resaca, sin angustia. Abrazo el nuevo día y cuando puedo salgo a ver el mar. Si no tengo tiempo de hacer esto pues de frente tiendo la cama. Antes nunca la tendía. Ahora además de hacerlo rocío sobre las sábanas un spray que a veces dice “Calm” otras “Energy” y otras muchas “Love”.

Antes de ducharme me miro en el espejo desnuda, no demasiado rato para no caer en lo obsesivo, y siento que amo a mi cuerpo, a mi cuerpo y a sus defectos. Antes me fastidiaban algunas partes descolgadas y poco turgentes de él, mi tronco rectito y sin caderas, las bolsas debajo de los ojos pero ahora no porque ya no le temo al paso del tiempo pues sé hoy que mi belleza radica en la experiencia y en lo que emano. Es por esto que he descartado totalmente la posibilidad de gastar dinero, atención y energía en hacerme las cirugías que alguna vez deseé hacerme.

Mientras como un desayuno balanceado y tomo solo un café pienso en cuanto he avanzado y me siento una buena persona. En mi cabeza y espontáneamente repaso lo que soy hoy y mis logros. Un ejemplo es que sigo en contacto con mis emociones pero a diferencia de antes estas ya no me dominan. Tampoco dependo emocionalmente de alguien ni siento un apego enfermizo por las personas o cosas. Ni siquiera por mis fotos. Se que las cosas cambian y acojo los cambios con tranquilidad, pueden cambiar de un día para otro, inclusive de una hora para otra pero juro que ya aprendí a lidiar con eso. Tal y como me sugiere mi terapeuta observo mis sentimientos pero no los juzgo lo cual hace que no sea tan dura conmigo misma. Coincidentemente tampoco soy tan dura con otros y esto ha dado como resultado que no me pelee con la gente, solo intercambio puntos de vista.

Evito o me retiro a tiempo de situaciones que no me hacen bien. Ya no tengo moretoncitos en los ojos…y mis cicatrices se han cerrado. He logrado no salirme de las líneas cuando escribo, he aprendido a ahorrar y a no derrochar y solo tomo dos copas de vino cada noche. Actúo de acuerdo a mi edad y por eso mis padres viven tranquilos con respecto a mí pues saben que ya encontré la madurez.

Para mi es muy importante que ellos estén contentos así como el resto de la gente. Me preocupa e interesa la vida del resto. Es por esto que acojo y estoy al lado de quienes me necesitan y cuando me necesitan. Entrego sin esperar nada a cambio y recibo en mi casa a quien necesite refugio. Se escuchar y por lo general doy buenos consejos, quizás no siempre, tampoco soy perfecta. Mis comentarios son los precisos y siempre recalco lo bueno y doy sugerencias para mejorar lo que se puede mejorar.

Preparo un osobuco con quinua de rechuparse los dedos y los calzoncillos de mi amor los lavo a mano hasta dejarlos como nuevos.

Siempre he sido responsable en el trabajo pero ahora mi atención es exclusiva a lo que este me demande mientras esté trabajando. También recibo mejor las críticas y correcciones que me hacen.

Todo esto es genuino. Me sale naturalmente en algunos casos y en otros he trabajado duro y parejo para incorporarlo a mi ser y ¿saben que? Lo he logrado. Por eso cuando llega la noche me siento satisfecha. Mientras apago las luces y me pongo el pijama me felicito a mi misma. Me meto debajo de las sabanas y cierro los ojos reconfortada.

Pero algunas noches, mientras cuento los días para que regrese mi amor siento que algo se está incubando dentro de mi, algo caliente que tiembla y empuja. Esta sensación me preocupa. Presiento y temo que cuando aparezcan los síntomas me convertiré en un ser monstruoso que como a Medusa nadie tolerará mirarla pues se convertirán en piedras y que sus pelos se transformaran en culebras hambrientas e insaciables. En mi caso, por mis pupilas brotará a borbotones el fuego interno acumulado que quemará toda mi ropa así que bailaré desnuda durante días, sin tregua, hasta que mis pies sangren y cuando ya no pueda mas me desplomaré y rodaré extasiada por campos de amapolas hasta llegar a un abismo por el que caeré. El aire me golpeará la cara, la gravedad me jalará violentamente. Cuando llegue al suelo reptaré hacia la caverna que me cobijará y allí en la oscuridad y rodeada de estalactitas y estalagmitas copularé con quien se me crucé, no despreciaré a nadie finalmente todos seremos de la misma condición, inmorales y sin escrúpulos. Gritaré de placer hasta que mi cuerpo deshilachado caiga rendido y se suma en el mas profundo sueño.

Por suerte, cuando me despierto cada mañana esta sensación es tan solo un lejano recuerdo. Un recuerdo lejano, de mal gusto y de poca clase y yo hoy soy una mujer con pundonor.


Escrito por

pachi valle riestra

mujer peruana de 42 años, bailarina, coreografa, maestra de danza. Además y aveces...jurado de programas concurso de baile en la televisíon, sin ser actriz ha actuado en la televisión y en teatro, sin ser escritora escribe porque la hace feliz, caminante porq


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